Auténtica Personalidad

Balmes decía que toda la auténtica personalidad debería tener la cabeza de hielo, el corazón de fuego y los brazos de hierro.
Cabeza de hielo, que se guía por ideas claras, transparentes, frías como todo raciocinio limpio, depurado de la amalgama emocional. Corazón de fuego, sentimientos y amores ardientes que recogen y canalizan toda la inmensa riqueza afectiva de nuestro ser, que impregnan el frío raciocinio del calor humano y de entusiasmo vibrante, despertando todas las energías del alma.
Brazos de hierro, instrumentos que llevan a la práctica esas ideas lúcidas, inflamadas en el horno del corazón; la potencialidad motora que impulsa la realización eficiente y perfecta de las concepciones teóricas elaboradas con la mente. Este tripié, cuando está armónicamente equilibrado, forma el eje de una personalidad fuerte.